Está bien, lo
concedo, hablar de un japonés y etiquetarlo de Samurai o Ninja es un
estereotipo, pero es un estereotipo fregonsísimo. Digo, ¿cuántos estereotipos
más pueden utilizar espadas y ser letales? Lo sé, ningún otro. Así que lo
dejaremos. ¿Por qué el útlimo Samurai? Bueno, habría que empezar por decir que
desde 1987 la Fórmula Uno nunca había sufrido por tener pilotos japoneses –bueno
en 2000 y 2001 no hubo ninguno, pero no significa que no hubiera listos para
ella- y tampoco por la presencia del país. Cuando no llegó a haber pilotos,
siempre estuvieron las marcas como Toyota y Honda apoyando al deporte.
Sin embargo, todos
los pilotos japoneses cargaron con un gran estigma: el que estaban ahí “por el
mercado”. Esto porque los japoneses son una economía sólida, que lleva 39 Grandes Premios -28 de ellos oficiales y el este año Suzuka cumple su aniversario 50- y porque, al tener un piloto
en Fórmula 1, los aficionados nipones verían y consumirían el producto. Justo
lo que los equipos quieren. No por nada, Japón fue, durante mucho tiempo, la
última carrera de la temporada y donde se definieron muchos campeonatos.
Es cierto que Honda
ayudó a que Takuma Sato se mantuviera en la Fórmula 1 cuando apoyaron la
creación del Super Aguri Fórmula 1 y así tener un piloto japonés que era una
súper estrella en su país natal. Es cierto que Kazuki Nakajima llegó a Williams
gracias a que Toyota le daba los motores al equipo inglés. También es cierto
que en otras categorías, como CART, pudimos ver a Hiro Matsushita correr años
gracias al apoyo de Panasonic y nada más. Por eso cuando Honda y Toyota
decidieron retirar sus equipos el pueblo japonés se encontró, de la noche a la
mañana, sin nada más que su Gran Premio en Suzuka.
Kobayashi sorprendió
desde que Toyota le permitió correr las últimas dos carreras del equipo en 2009
e incluso se llevó un sexto lugar en Abu Dhabi, pero no sólo fueron los
resultados sino la forma atrevida en que manejaba la que cautivó a más de uno –me
incluyo en ese grupo. Después, Peter Sauber decidió rescatarlo para el 2010 y
todo mundo pensó de inmediato: “¡Patrocinios japoneses!”. Bueno, es la hora que
no han llegado estos –tal vez por la situación económica o porque las compañías
japonesas ya no confían tanto en sus pilotos- y todo podría cambiar después de
lo hecho en Suzuka.
Kobayashi es muy
bueno, y no lo digo por esta carrera, desde el 2010 dije que Sauber se estaba convirtiendo en japonés y es un hecho que
Kobayashi se volvió uno de mis pilotos favoritos como lo fue Heidfeld en su
momento. No es de locos decir que Kobayashi es el mejor piloto japonés de la
historia en Fórmula 1 pues es el único que ha podido llevarse un podio y una
vuelta rápida. Además, se ha mantenido por manos propias y no hay pilotos
japoneses en las series inferiores. No por nada, podemos decir que Kamui es el
último Samurai.
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© OEJR/2012
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