Empecemos esta
columna con algo obvio: el sistema no va a cambiar. Lo digo, porque sólo quiero
entrar en el ejercicio de lo que debería ser un mundo ideal –el cual no existe,
pero igual. Así que hablemos de los oficiales de pista, aquellos que tienen que
estar desde muy temprano (mucho antes que los periodistas y equipos) y se van
muy tarde, sin recibir mucho a cambio de su labor.
Los riesgos de su
profesión son grandes, como hemos visto en el pasado. Cierto, se puede
considerar que la muerte sucedida en Canadá fue más una mala decisión –tengo
entendido que se le cayó el radio atrás de la grúa y decidió recogerlo– pero
igual no deberían estar expuestos a esto. Vamos, desde 2000 han habido tres
oficiales muertos, dos por llantas que salieron disparadas en accidentes
(Australia 2000 y Monza 2001) en los que realmente fue muy mala suerte porque
había barreras de por medio, pero insisto, no debería existir este riesgo para
gente que, al final del día, realiza trabajo voluntario. En cuestión de
seguridad para los oficiales sí podemos decir que NASCAR se ha visto mejor
pues, al usar banderas amarillas para todo, permiten que los oficiales entren
en un ambiente controlado a la pista. En la Fórmula Uno no es raro ver cómo los
oficiales corren para sacar los autos mientras que los que siguen en pista sólo
son avisados con una bandera amarilla que aflojen un poco el paso. Aún así, si
otro auto se sale, los oficiales quedan expuestos.
El premio mayor para
un oficial de pista es la oportunidad de participar de una manera más activa en
el deporte que ama. Suena bien pues algunos tienen la oportunidad de estar
cerca de los pilotos, pero si no te toca un puesto en los fosos, la posibilidad
disminuye mucho porque tienes responsabilidades que te alejan de los pilotos
cuando ellos están en los fosos. Además, si uno piensa que los puede ver de
cerca después de un incidente está en un error porque hay que retirar el auto mientras
los pilotos regresan rápidamente a los fosos.
Otro premio es poder
viajar, todo pagado, a algunos Grandes Premios, pero esto sólo aplica para los
oficiales de alto rango y no en todos los casos. La situación es que hay pocos
países que pueden certificar a oficiales de Fórmula Uno, entre ellos
Inglaterra, Alemania, México, Estados Unidos y Australia, pero eso no implica
que voluntarios locales puedan ejercer algunos de los puestos más bajos del
escalafón. En otros casos, sí llega a haber oficiales de otros países, como en
el Gran Premio de Estados 2012, pero ellos se pagaron su viaje para poder
participar.
No sólo eso, los
aspirantes a oficial de Fórmula Uno deben certificarse tomando entrenamientos
de varios tipos y dependiendo la función que quieran realizar en la pista,
desde la forma correcta de agitar las banderas, pasando por la forma más rápida
y segura de atender choques y remover el coche hasta los puestos altos que
serían los comisarios –los que toman las decisiones durante la carrera. Todo
esto se complementa con la parte práctica que consiste en ser oficial como
mínimo durante 12 días (cuatro carreras) durante el año calendario del Gran Premio
en el que se quiere participar y 15 días requeridos para la certificación. En
varios casos, además se debe pertenecer a alguna asociación de oficiales de
pista; no investigué si se requiere pagar cuotas, pero seguramente es el caso.
Así que los oficiales
de pista acaban donando muchos domingos y días de entre semana (en el Gran Premio
de Singapur que se corre en septiembre, los entrenan desde mayo) para el simple
hecho de certificarse y participar, luego necesitan pagarse sus gastos para
estar en el evento y, finalmente, llegar tan temprano como las 5:00 AM para
preparar todo. Con todo esto es más que justo que reciban algo tangible a
cambio en lugar de sólo el orgullo de participar y ser parte de la Fórmula Uno.
No lo digo porque crea en la importancia del dinero, pero sí creo que es una
explotación voluntaria muy riesgosa.
El problema de
profesionalizarlo es que la Fórmula Uno cuenta con los recursos para hacerlo y
tal vez un par de categorías más, pero ¿qué se hará con las miles de categorías
que corren semanalmente en todos los países? Aquí no es como el soccer donde
necesitas entre uno y tres árbitros nada más –por eso cualquier liga de soccer
cobra el arbitraje y son profesionales– sino que requieres a mínimo de un
puesto de tres oficiales cada 500 metros de trazado –o en casos de ciertas
series la distancia se reduce– y antes y después de cada curva más los de
entrada y salida de los fosos, por lo que necesita unos 30 o 40 para un
circuito chico de un par de kilómetros y los puestos deben ser de más oficiales
si hay muchos autos en la pista. Mientras que el modelo sería
sustentable en la F1 –aunque Ecclestone no querrá tener menos ingresos– no lo
es para las demás series. Es por esto que mucha gente no ve la necesidad de ser
oficial de pista y por ende, en los países con menos cultura de deporte motor,
es necesario importar hasta los bandereros porque no hay suficientes
voluntarios.
Lo ideal sería tener
un cuerpo de 200 oficiales de pista –por poner un ejemplo- pagados por la F1 en
cada carrera. Estos serían rotados durante el año y los consideraríamos
similares a los árbitros con gafete FIFA de tal manera que todos los
voluntarios de semana a semana y series inferiores tengan un objetivo claro
donde vean recompensado –y valorado– el esfuerzo y tiempo invertidos durante el
resto del año.
Claro que alguien
tendría que romper con el trabajo gratis de los oficiales de pista y se ve
complicado porque parece que siempre habrá gente que quiera participar, sin
importar lo que les cueste.
Puedes escribirle al autor para hacerle saber que tú
también te desmañanas por la F1, para quejarte o para dar tu punto de vista. Si
deseas que te notifique cada que se añada una nueva Desmañanada sólo manda un
mail a eldesmanianado@gmail.com. Puedes seguir La Desmañanada a través de Twitter en
la página http://www.twitter.com/ojalife.
© OEJR/2013
Como siempre, analizando temas nada superficiales que los que nadie más habla. Cada vez mejor tu blog! Te felicito Omar.
ResponderEliminarGracias Wolf! Alguien tenía que decirlo, lástima que se me ocurrió hasta que se murió el oficial en Canadá
EliminarMuy buena columna Omar!
ResponderEliminarGracias César!
Eliminar